jueves, 18 de octubre de 2018

Escrito por NicYuen en , , , | 6:18 p. m. Sin comentarios




ESPECIAL DE HALLOWEEN: La novela gótica El monje escrita por Matthew Gregory Lewis se publicó por primera vez en 1796. El autor la escribió cuando aún no cumplía los veinte años y tardó diez semanas en escribirla. Está considerada como una de las novelas góticas más tenebrosas y adelantadas a su época, teniendo a un sacerdote como villano, sirviendo esto como modelo para otros trabajos literarios como Nuestra Señora de París. Algunos de los temas que se manejan en la novela son pactos demoníacos,  violaciones, incesto y la inquisición  española; volviéndose una especie de compendio de todas las desconfianzas hacia la iglesia católica, principalmente hacia su autoritarismo político y religiosa y a un estilo de vida enclaustrado. Es importante tomarse en cuenta que su autor era un joven antipapista y obviamente anticatólico, sumándole a lo anterior antiespañol. Sin embargo, su buen planteamiento narrativo termino convirtiendo a su obra como una de las novelas más populares del romanticismo.

¿De qué trata?
         La anciana Leonila y su sobrina Antonia, una joven bellísima e inocente, llegan un día a la iglesia de la orden monacal de los capuchinos en Madrid. Al ver la belleza de Antonia, dos caballeros les ceden sus asientos. Uno de ellos, Lorenzo de Medina, se ofrece a la joven para servirla durante su estancia en la capital, a donde ambas mujeres acaban de llegar para pedir a Raimundo, conde de Las Cisternas, heredero del recientemente fallecido marqués de Las Cisternas, abuelo de Antonia, que le renueve la pensión que el difunto le había asignado a su madre, hija de un zapatero cordobés que se había casado a escondidas con el hijo del marqués. Muerto el hijo, el marqués asignó dicha pensión a la madre de Antonia a condición de no volver a oír hablar de ellas. Lorenzo, que conoce a Raimundo, se compromete a abogar en su favor ante él.

       Ambrosio, prior del monasterio, conocido como El Hombre Santo, y admirado por su elocuencia, va a dar un sermón, motivo por el cual el lugar está abarrotado. El prior, que siendo niño fue abandonado en la puerta de la abadía, se dedicó desde joven al estudio y a la mortificación de la carne. Ahora, a sus 30 años, abandona su reclusión únicamente para dar sermones en la iglesia. Antonia queda fascinada al verlo y oírlo, no así Leonila, a la que no le gusta su aspecto de serenidad. Cuando ambas mujeres se marchan, Lorenzo le dice a su amigo, don Cristóbal, conde de Osorio, que algún día se casará con Antonia. Ambos amigos se despiden y Lorenzo queda solo en la iglesia pensando en su amada, y quédase así dormido. Sueña con la boda, que es interrumpida por un ser monstruoso que intenta raptar infructuosamente a la novia, que cual ángel alado asciende hacia el techo abierto de la iglesia. Al despertar, observa a un hombre embozado en su capa que deposita una carta al pie de una estatua. Al salir, Lorenzo vuelve a encontrarse con su amigo, quien le dice que, gracias a la portera, amiga suya, verán pasar sin velos a la abadesa de Santa Clara y a su séquito de monjas, que, aprovechando la oscuridad nocturna, vienen a la abadía a ser confesadas por Ambrosio antes de que éste se recluya de nuevo. Una de las monjas recoge con sigilo la carta dejada por el misterioso desconocido, y al hacerlo, Lorenzo, oculto junto a su amigo, reconoce en ella a su hermana Inés, a quien habría ido a visitar al convento ese día si no se hubiese quedado dormido. Cuando las monjas terminan de pasar por el recinto, Lorenzo, airado, corre al encuentro del desconocido que, tras permanecer oculto, se dispone a abandonar la iglesia. Se entabla una reyerta con espadas, a la que don Cristóbal pone fin. Se descubre entonces que el embozado es Ramón de Las Cisternas, que promete contarles las razones de este proceder. Por su parte, al regresar a la hospedería, Leonela y Antonia se cruzan con una gitana que les lee las manos. A Leonila le dice que asuma su edad y olvide amores imposibles (ésta habíase sentido atraída por don Cristóbal) y a Antonia le dice que su fin está cerca y que desconfíe de alguien que ante ella se mostrará amable.
         Tras el sermón, Ambrosio regresa a su celda, sintiéndose superior a los que le rodean. Fascinado por un retrato de la Virgen, cree ser inmune a la tentación de la carne. Rosario, un novicio misterioso, con la cara siempre oculta por la capucha, es el único que le merece aprecio. Ya en el confesionario, tras confesar a varias monjas de Santa Clara, le toca el turno a Inés, a la cual se le cae la carta y el prior la recoge, leyéndola para horror de Inés. Descubre así que ésta piensa fugarse con su amante y que está embarazada. Ambrosio, sin un ápice de compasión, entrega la misiva a la superiora, que promete ser estricta con Inés. Para olvidar el incidente, el prior baja al jardín de la abadía. Allí, en la ermita, encuentra a Rosario, que le confiesa su deseo de ser ermitaño, disuadiéndole Ambrosio de tal intención. Rosario le cuenta que tuvo una hermana, Matilde, que se enamoró de un tal Julián, que la rechazó por estar ya comprometido, y ella murió por ello. Entonces, Rosario le revela su secreto: él es Matilde y Julián es Ambrosio. Ella, desdeñando a los numerosos pretendientes, pues es rica, por encontrarlos intelectualmente inferiores, vio, oyó y se enamoró de él cuando dio su primer sermón. Lo ama por sus virtudes, con un amor puro. Nada desea sino estar a su lado. Pero Ambrosio no acepta tal situación. Matilde saca una daga y amenaza con matarse si la delata. Ante esta amenaza, y ante la visión a medias de sus pechos, donde amenaza clavarse la daga, el prior acepta que se quede. Pero al día siguiente, tras sueños turbadores, temeroso de no resistir la tentación, vuelve a pedirle que se marche. Ella acaba aceptando. Le dice que se recluirá en un convento para siempre. Sólo le pide que de vez en cuando piense en ella, así como una rosa de un rosal cercano para llevarla siempre consigo. Al coger la flor, Ambrosio es mordido por una serpiente venenosa. Cae desmayado. El cirujano de la abadía le da sólo tres días de vida. Pero milagrosamente la herida desaparece y Ambrosio sana. Ya a solas, Matilde, creyéndole dormido, le vuelve a hablar de su amor puro por él, y al descubrir que está despierto, se sobresalta, lo que provoca que la capucha caiga hacia atrás. El prior ve admirado su rostro, idéntico al de la Virgen del retrato. Éste es en realidad su propio retrato, que ella hizo llegar hasta él. Ambrosio le da tres días de plazo para que se marche. Luego piensa que es mejor vencer la tentación que evitarla, y permite que se quede. Pero Matilde cae enferma. Le revela que la causa es que succionó con sus labios cuando él dormía el veneno de la herida que le provocó la serpiente. También le dice que si viviera, no podría reprimir su cada vez más intenso deseo carnal hacia él. En este momento, él flaquea, y ambos se abrazan y besan.





      Siendo la novela gótica un género literario estrechamente relacionado con el terror, precursor de la novela de terror actual; podemos notar  en El monje un claro ejemplo del género. Las características principales son su ambientación romántica: paisajes sombríos, bosques tenebrosos, ruinas medievales y castillos con sótanos, criptas y pasadizos llenos  de fantasmas; personajes extraños, grandes peligros y jóvenes inocentes en apuros, además de elementos sobrenaturales. Nuevamente, la  novela de Matthew Lewis cuenta con todas las características; así que no pueden dejar de leer El monje en este mes de monstruos y brujas, un clásico imperdible.

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