Leer libros es un gran ejercicio.
Por allí decía Saramago “Siempre
escucho que haga ejercicio, que es bueno para mi cuerpo, pero nunca he
escuchado que le digan a un atleta, debes leer es bueno para tu cerebro”. Creo
que las palabras de Saramago están llenas de verdad.
Vivimos en un país donde ir
al Mundial de futbol, es más importante que estar enterado de las condiciones
de pobreza, de las reformas educativas, de las reformas hacendarias, saber si
los niños están nutriendo su cuerpo y su espíritu porque ellos serán quienes
gobiernen mañana.
Muchos padres se dicen
preocupados por sus hijos, se preocupan por darles los mejores juguetes, la
mejor cama, la mejor ropa, llevarlos a la mejor escuela, posiblemente por
darles incluso ejercicio con eso de que hay que cuidarles la línea desde
pequeños. Y es bueno que se preocupen por todo eso pero ¿qué hay del alimento
del alma? ¿qué hay del ejercicio para su mente?
Dando clases me he dado
cuenta de eso, tengo chicos muy guapos en mi salón, uno de ellos parece que no
sale del gimnasio, otra de las chicas no para de subir fotos a las redes
sociales, otra de ellas se maquilla y se ve muy bien, todos son un reflejo de
esos padres preocupados por darles todas esas cosas físicas, uno de ellos incluso
de dinero. Pero las clases que doy no
son cualquier tipo de clases, son clases para “adultos” es decir mayores de
quince años para que saquen su certificado de secundaria. Son chicos que algunos por problemas
familiares ya sea porque sus papás se separaron o alguno de sus padres murió o
porque al mudarse perdieron años escolares no pudieron completar la secundaria.
De esos grupos, no hay uno
sólo que lea, la misma situación se repite en aquellos que están sacando el
certificado de bachillerato, y tal vez dirán, esos son grupos minoritarios, sin
embargo yéndonos a grupos “normales”, podemos encontrarnos a centenares de
chico de nivel básico, medio y medio superior, eso sin excluir que dentro de
las escuelas universitarias, encontrar gente que lea es difícil, es extremadamente
difícil.
Estos chicos son reflejo
sino de todos en México si de una buena parte, la gente bien alimentada, con
buenos cuerpos y guapos. Pero que han perdido la capacidad de pensar, de que su
cerebro trabaje… y eso se debe, a que como sucede, sus padres se preocuparon
por lo físico y dejaron a un lado una parte igual o más importante. Físicamente
todos envejeceremos, algún día perderemos la salud, y entonces lo único que nos
quedara es aquello que aprendimos, aquello que conocemos, aquello que nuestra
mente nos permita. ¿Qué será de esas generaciones cuando envejezcan? ¿Cuándo no
puedan sacarse más fotos para redes sociales? ¿Cuándo ya no puedan ir al
gimnasio? ¿qué será de ellos si no han nutrido su espíritu?
Y sin irme a un futuro tan
lejano, ¿qué futuro le espera a este país? Repleto de jóvenes
como ellos que no
quieren pensar, que tienen el cerebro atrofiado por no ejercitarlo, que se han
quedado discapacitados de igual formar a si tuvieran una pierna o mano que
nunca hubiera sido usada.
Es alarmante ver esta
situación. Y es más alarmante cuando veo a mis propios sobrinos que desprecian
un libro por ver televisión, o mis primas que piensan que es más importante
comprarse el teléfono más caro que invertir en algo que dure más que eso.
No he conocido a nadie que
le guste leer que sea un mal estudiante, incluyendo al estudiar materias
difíciles, que igual no será lo de ellos, pero al estar acostumbrados a leer,
aquello lo pueden sacar adelante. Simplemente porque han estado ejercitando su
cerebro.
Si los padres vieran eso,
creo que se preocuparían igual o de mayor forma por fomentarles el hábito de la
lectura, de dejarles libros para almorzar, para nutrir su alma que será su
refugio para momentos malos.
Creo que Saramago tenía
razón, ojalá más gente se percatara de la dura realidad de sus palabras.
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