El poder privado.
Es muy difícil encauzar a
alguien para que lea, al menos aquí en México, aunque creo que no sólo aquí
sino en el resto de Latinoamérica, en la pasada FIL, en una de las conferencias
Laura Restrepo, escritora colombiana, decía “En Colombia, hay un programa
gubernamental que se aplica en las escuelas primarias, donde cada año, la
escuela adopta a un autor local” comentaba que la experiencia era fascinante,
ya que en los pueblos hacían igual a una fiesta patronal cuando el autor
adoptado iba a visitar la escuela, “Organizan recitales, obras de teatro,
lecturas en voz alta, manualidades y pinturas basadas en la obra del autor”,
terminó diciendo que era porque veían lo que va a pasar con los escritores, que
estamos en peligro de extinción, al igual que los pandas…
Pero no es que no haya
escritores, creo como dice la maestra Caro, que hay más escritores que lectores
y eso es el verdadero problema. Los lectores serían más bien los que están en
peligro de extinción.
Eso sucede por múltiples
razones, porque vivir un país que no tiene la cultura de la lectura, que en
televisión abierta está prohibido el subtitular películas extranjeras, que en
las escuelas tengan malos planes de promoción de lectura, porque promocionan
más a los futbolistas que a pintores, escritores o artistas plásticos…no ayuda
a crear nuevos lectores. Y en parte es porque al gobierno le conviene que siga
así, no quiere ciudadanos pensantes, no quiere a ciudadanos que le interroguen,
que les exijan un mejor gobierno.
Ya hemos hablado de la
importancia de la lectura como ejercicio para el cerebro, también hemos hablado
de como iniciar a la lectura a niños, a adolescentes e incluso a adultos. Pero
como escritores tenemos un deber para la sociedad, plasmar los sentimientos
humanos, criticar los errores, exponer las injusticias. Alzar la voz por medio
de la palabra escrita…
Por otra parte, el querer
compartir el gozo de la lectura, demostrar que leer es un disfrute, que es
mucho más barato que ir al cine, que rentar películas o que pagar internet… aclarar
que un libro te da muchas horas de entretenimiento, de complicidad, de
emociones… decirlo para alguien que lee es fácil, comprenderlo para alguien que
no lo ha hecho nunca es difícil.
¿Por qué? Porque, leer es un
acto privado, nadie puede leer por ti, nadie puede experimentar por uno, lo que
yo sentí al leer un libro no será lo mismo que sienta otra persona al leerlo,
no se puede hablar de tal o tal libro es bueno, o que el otro libro es malo, no
se puede generaliar cuando se sabe que no todos vivirán las mismas cosas al
hacerlo.
Leer un libro, es así,
porque además de generar emociones, puede
generar otras cosas entre ellas se puede hablar del poder, ya que cada libro da
poderes especiales a quien los lee, el poder de convertirte en parte de la
historia que se lee, el poder de sentir empatía u odio hacia un personaje, el
poder de controlar el tiempo ya que cada quien lee a su paso, el poder de
revivir la parte que más te gusto, leyéndola cuantas veces uno crea necesario,
el poder de encontrar respuestas a interrogantes que nos hayamos hecho en
nuestra vida diaria.
Leer un libro por goce, es
un poder individual maravilloso, pero por lo mismo, no se puede transmitir tan
fácilmente, no se puede experimentar por otros, es algo que debe ser personal y
lo convierte en un acto solitario.
Tal vez es por eso que mucha
gente odie leer, ya que hacerlo implica tomarte un tiempo a solas, conversar
con uno mismo, repensar las cosas y activar nuestro cerebro, algo que no todos
están dispuestos a hacer.
Podemos hablar de miles de
manera de acercarnos a la lectura, sin embargo, nos recomendaba una de nuestras
maestras, la mejor forma de promocionar un libro no es platicando si nos gustó
o está bien escrito, porque eso es
irrelevante para quien no ha leído, la mejor forma de conseguir nuevos lectores
es demostrando la pasión, las emociones, incluso si fue de enojo, todo aquello
que se sintió al leer tal o tal libro, mostrar la condición humana de las
historias para que la gente pueda sentirse relacionada y le den ganas de leer.
No es una tarea fácil, y puedo
asegurar que éste no será el último post sobre lectura, porque mientras los
lectores seamos una especie en peligro de extinción tendremos la obligación de
protegerlos y de tratar de crear nuevos lectores.
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