viernes, 12 de abril de 2013

Escrito por axlmar en , | 10:01 p. m. Sin comentarios



Salvajismos de la lengua. 




No hay cosa más aberrante que encontrarse un saludo de ese tipo.  Y las primeras veces me ponía de malas, pero después pensaba en que yo misma he participado de esa clase de salvajismos. Vivimos en la visión orwelliana de la neolengua. Acortar las frases y crear nuevas palabras para facilitarnos la comunicación. 

Los acrónimos inundan nuestra vida diaria, SEP, IMSS, PRI, CFE, entre otros llevan años en la vida de los mexicanos, no obstante al paso del tiempo hemos añadido otras, como FB, TT, FF y YT. De hecho me ha tocado trabajar para organizaciones que todo manejaban por medio de acrónimos, al grado que era necesario ingresar a un diccionario interno para poder entender de qué te hablaban. 

Además también tendemos a acortar las palabras…”pásame el sacas”, “préstame el borras”, “porfis”, “llevas la lap”, “aquí está el chesco” “lo subí al face”… Es difícil no ser parte tanto de tomar anglicismos en nuestro vocabulario, así como esa manera tan mexicana que tenemos de acortar la forma en como hablamos. 

No sé si llegará un momento en que el uso de acrónimos se vuelva tan cotidiano como para comenzar a borrar palabras, pero realmente no quisiera llegar a ver  ese momento.  Orson Wells, relata en su obra 1984, una crítica fuerte al desuso de la lengua. Pone como estamento “si no hay una palabra que defina un sentimiento, ese sentimiento dejará de existir” al menos así es la filosofía de la neolengua. 

Tal vez Wells es muy entrópico en su distopía, y maneja el peor escenario. Sin embargo creo que “la palabra es poderosa”, la llamada “ley de la atracción” se basa, en gran parte en que los pensamientos son poderosos pero cuando algo se decreta, es decir al nombrarlo, se vuelve un hecho. En ese sentido la visión orwelliana es cierta. 

Trato de ser prudente cuando veo algún salvajismo, no ser tan intolerante, ni llegar  a ser una purista de la lengua, pero al mismo tiempo pienso en que yo seguiré poniendo de mi parte para que las palabras sean utilizadas correctamente. Como escritora creo que tengo esa obligación. 

Recuerden las palabras son poderosas, aprendamos a utilizarlas con el respeto que se merecen.

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