Los Demonios del Escritor
Durante la pasada Feria Internacional del Libro, en
esta ciudad de Guadalajara, tuve la oportunidad de asistir a la presentación
del más reciente libro del escritor mexicano Xavier Velasco, titulado: La edad
de la punzada. En algún punto entre los flashazos de las cámaras fotográficas,
las carcajadas de los adolescentes de la última fila y mi intentó por escuchar
lo que estaba comentando Velasco; la siguiente frase me provocó escalofríos:
Cuando escribo
invocó a todos mis demonios
Me reacomodé en mi asiento en pleno estado de alerta
máxima, de hecho contuve el aliento, no quería perder detalle. Ahí estaba el
escritor, micrófono en mano, moviéndose de izquierda a derecha sobre el
entarimado, sonriendo a la audiencia que mantenía abarrotado el salón donde se
llevaba a cabo la conferencia; explicando su necesidad de traer al presente
cada una de sus obsesiones, temores, confusiones y demás traumas.
Necesito a esos
demonios acumulados a lo largo de mi vida, los necesito al momento de escribir
mi novela, sacarlos del pasado y materializarlos en mi presente.
Yo solía decirme de vez en cuando, que escribía para
exorcizar los demonios que me asfixiaban, que al terminar un cuento o un poema,
los debilitaba; porque deseaba deshacerme de ellos, aniquilarlos. Así que las
palabras de Velasco fueron una especie de sacudida emocional. Durante años
había buscado la manera de exorcizarlos, en una especie de autonegación; como
si pudiera desaparecer esa parte oscura de mi misma.
Recuerdo a las
personas que se burlaron de mí, a los compañeros que me molestaban, recuerdo el
dolor que me causaron… Escribo sobre las sensaciones que me dejaron.
Cuando terminó la presentación del libro y el público
estalló en aplausos, me quedé paralizada rebobinando aquellas frases en mi
cabeza. Dejé mi asiento y avancé en automático; entonces los comentarios de las
personas a mi alrededor comenzaron a mezclarse con mis pensamientos. Los
seguidores del mexicano, los retractores, los estudiantes que asistieron
buscando puntos extra para su materia de literatura, los que ingresaron al
salón por mera equivocación, los periodistas.
A partir de aquel día de finales de noviembre, mis
demonios y yo, mantuvimos una extensa charla para reconciliarnos. Bienvenida la
oscuridad que carcome mi ser.
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