Frases y melodías.
¿Cuántas veces no has
escuchado una canción y se te queda pegada a la cabeza? De esas veces que te la
pasas tarareando incluso de forma imperceptible hasta que alguien te dice… “ya
deja esa tonadita la has traído todo el día”. Pues es algo que si bien no me
sucede a menudo, pero si me ha sucedido. Y lo peor del caso es cuando pasa con
canciones que ni siquiera te gustan.
Pues de la misma forma
frases de libros se quedan atorados en el pensamiento, puede que no recuerdes a
la perfección toda la historia que leíste o ni siquiera recuerdes el nombre de
los personajes, pero ciertas frases se te quedan cual astilla incrustada.
Puedo repetir muchas frases
de libros que he leído, algunas ni siquiera puedo decir con precisión de que
libro o autor las saqué, pero son frases que al igual que la música se quedan
en nuestra mente porque algo dentro de nosotros se movió, porque tal vez esa
canción que no te gusta tiene algo que necesitabas en ese momento que se te
queda pegada. Por eso la recuerdas, por eso la necesidad de repetirla.
Es allí cuando entiendes lo
que dicen de que no hay libros buenos o malos… sino libros bien escritos o mal
escritos. Un libro que a muchos no les gusta te puede dejar una o varias frases
si está bien escrito. Una canción que no te gusta, si está bien hecha te puede
dejar una melodía o un compás grabado en tu cabeza
Todas esas frases célebres
que encontramos por toda internet son algo así, retazos de libros, de ensayos,
de poemas que alguien escribió bien, que
son usadas indiscriminadamente y sin saber muchas veces su procedencia.
Hay una frase de Borges muy
usada en redes sociales "Yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de
una biblioteca.", frase sacada de su poema de los Dones. A las personas
que nos gusta leer esa frase te llega, sin embargo cuando sabes el contexto en
el que fue escrita entiendes la ironía de esa frase. Borges la escribió después
de quedar ciego, la ironía entra cuando lo nombran director de la biblioteca
más grande Argentina, sabiendo que nunca será capaz de leer un solo ejemplar.
Por allí nos dice un
maestro, que el escritor sólo hace la mitad del trabajo, que el resto lo hace
el lector. Creo que es cierto, una vez que has publicado un libro las palabras
dejan de pertenecerte, y cada lector tomará lo que entienda, lo que le llame,
lo que necesite. Tal vez las frases que recordamos nos llamaron, las sacamos de
contexto y las usamos sin conocer el verdadero fondo, porque nosotros decidimos
darles otro significado.
Creo que para todos los
artistas esto es una realidad. Tal vez de lo que escriba, a los lectores sólo
le queden dos frases, y les dará un uso distinto con el que fueron creados.
Entonces ¿es malo?
No, poder decir que un
lector se quedó con algo tuyo así le dé el uso que quiera es maravilloso, eso
es un indicativo de que hiciste un buen trabajo escribiendo. Así no recuerden
quien lo escribió.
Tal vez como escritores
muchos deseamos eso, escribir y dejar al menos una frase pegada a la cabeza de
alguien, como esa tonada que repetirá hasta el cansancio, como un lugar para
refugiar un dolor oculto.
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