El ejemplo que incomoda.
Los grandes autores se quedan en la colectividad. |
En días anteriores, por razones totalmente azarosas, he tenido que responder a una pregunta. Varias personas se han enterado de la intención de ser escritor y la pregunta obligada es: ¿de qué escribes?
Cuando respondo "cuentos y a veces capítulos de una novela" parece que la curiosidad de estas personas no es saciada y la pregunta cambia a una más directa e indiscreta "¿de qué temas o que historias?". Aquí puedo explayarme tanto como quiera, hablarles de las consignas de SOGEM o de lo interesante que ha sido descubrir el poder de la "improvisación" y del "fluir de las letras". Al final, siempre ocurre, llega la pregunta realmente importante; entonces "¿cómo que autor escribes?" o peor aún, si la persona ya tiene una afición por los libros se saltan este paso y van directo al: "ah, entonces tu estilo es parecido al de..."
A la sombra del Coloso.
Una de las obras maestras de Fumito Ueda; el vídeo juego "Shadow of the Colossus" |
Después de despedirme de esas personas, me llega a la mente una frase sencilla. "Como escritor, vivo a la sombra de los Colosos". Mi mente asocia la frase con el vídeo juego Shadow of the Colossus; donde el protagonista se enfrenta a estos gigantes siendo él pequeño.
En la práctica, me he topado con que incluso algunos familiares y amigos tardan o evaden los cuentos que he escrito, haciendo la sombra de los colosos más amplia de lo que alguna vez imaginé.
Por salud mental, dejo que esta sombra se disperse y dejo de pensar en el tema. Sin embargo, la espina de la duda queda clavada y a cada paso da señales de su presencia.
Huellas en la arena.
Toda espina, por mas reincidente que sea, puede sacarse y debe sacarse la cantidad de veces que sea necesaria. Para este caso existe otra alegoría más positiva acerca de los grandes escritores. La de las huellas en la arena.
Un grande deja huellas en la arena de una playa; para alguien que desea escribir, una buena manera de aprender a hacerlo es seguir ese camino, comparando y aprendiendo. Eventualmente se logra caminar por uno mismo y crear, al lado de los grandes, un sendero de huellas propio.
Por más romántico que esta alegoría suene, la espina no es tan indiciosa pensando así, que cobijándose bajo la sombra del coloso.
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