Una feria que podría brillar más
La
Feria Municipal del Libro de Guadalajara, celebró su edición 51, en lo
particular fue un evento distinto, ya que pude participar con una lectura.
Debo
ser honesta, tenía años que no asistía a la feria, recuerdo que cuando era
niña, mi papá nos llevaba a mis hermanos y a mí, era algo maravilloso, para la
lectora que nació por aquel entonces, era un festín, mi padre nos daba cierto
presupuesto a cada uno de nosotros que nos permitía comprar un número, lamento
decirlo, limitado de libros. Allí fue donde yo compré el primer libro sin
imágenes que leí, mismo al que le tengo mucho cariño. Ese libro debe tener algo
de la magia de la feria, porque sin precedentes, ha ido y venido lo he prestado
en múltiples ocasiones y siempre ha regresado a mí.
En
esa época, la verdad no era muy crítica, iba porque me llevaban, disfrutaba las
compras y rara vez asistíamos a eventos, era una tarde de compras y ya.
Hoy
día, con un espíritu más crítico y exigente, puedo decir que la feria se veía
deslucida, tal vez, después de haber asistido a tantas FIL, me resultó además
de pequeña, falta de eventos… ¿Es malo todo? Claro que no, es un evento cultural
y a diferencia de la FIL no requieres pagar una entrada, es mucho más
accesible, porque la gente que está en el Centro de la Ciudad puede disfrutar
de las ventas, así como de las presentaciones.
¿Cuáles son los problemas, entonces?
No
radican en los eventos, aunque sólo se tiene un evento por vez, a diferencia de
la FIL que te gustaría partirte no digo en dos sino en cuatro o cinco para
asistir a todos los eventos que hay al mismo tiempo. Aquí hay un solo evento,
una sola sala con sillas para el público. Sin embargo, hubo muchas
presentaciones y lecturas, algunos talleres y cuentacuentistas.
Tampoco
son las editoriales, ciertamente no es un evento internacional, al ser local,
asisten sólo libreros de la ciudad, la oferta disminuye, no obstante, se vieron
descuentos importantes y muchos libros de escritores locales, lo que hace el
evento muy regional y amable para quienes publicamos en editoriales
independientes.
Tampoco
es el clima, que al ser en el mes más caluroso del año, puede ahuyentar a los
espectadores, hay que ser honestos, la gente iría menos con frío o peor aún,
cuando llueve, así que aguantarse el calorcito unas horas, no hace daño a
nadie, además de que los organizadores ponen carpas para evitar estar bajos los
rayos incandescentes del sol, y los portales, mantienen esa frescura de los
edificios antiguos de la ciudad.
El
principal problema, creo que es la difusión del evento, no sé si sea por parte
de los organizadores, del Ayuntamiento, de los libreros, es difícil saber, ya
que su página, permanece desactualizada todo el año, no indican proceso para
presentaciones, no hay inscripción de prensa, y mucho menos un programa con
meses de anticipación. Lo sé, estoy comparando con la FIL de nuevo, pero es
inevitable al ser eventos literarios. Aquí la cosa es que la feria iniciaba el
10 de mayo y era el primero de mayo y todavía no aparecía el programa, la
página estaba presentando todavía el programa del año anterior.
Creo
que es una buena plataforma, y tal vez, si abrieran más salones, dieran más
promoción, difundieran a artistas locales, atraería no sólo a más gente, sino a
más inversionistas que apoyarían la causa de promoción cultural.
No
obstante, un aplauso, porque a pesar de cambios de gobierno, de déficits
presupuestales, de un pueblo que no lee, se ha sabido mantener. Llegó y concluyó
su edición 51, así que esperamos más ferias en el futuro, por mi parte haré lo
que pueda para hacerle difusión a un evento gratuito, que en mi niñez me llenó
de magia y de sueños, para que las futuras generaciones puedan llenarse igual,
de esa magia.
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