Los mundos dentro de los mundos...
Ser escritor es un reto lleno de compromisos. Al comienzo de este camino, uno suele traer una cantidad de ideas para plasmar en papel que, parecerían, infinitas. Entonces comienzan los cuentos, 1, 2, 3, 15... y uno está saqué y saqué los recursos almacenados, las ideas "originales", las descripciones y tramas; hasta que... se agotan.
Si, lamentablemente, se termina esa valija primigenia y el escritor queda al amparo de una bolsita vacía que creía infinita.
Pobre escritor, tan solo y sin ideas.
¡Un momento! ¿Y si soy escritor, cómo resuelvo este problema?
Vida
La solución, a mi punto de vista, radica en como vivas la vida jovencito escritor. ¿Qué vez de la cotidianidad? ¿Qué aceptas? ¿Qué detestas, rehuyes, amas? preguntas que caen en un infinito etcetera.
Cuando leo, intento imaginarme la vida del escritor que plasma sus palabras. Me imagino a un Poe escribiendo sobre como él vivió el miedo, a un Borges pensante, revolviendo mitologías, a un King crudo, a un Asimov científico.... aquí otro eterno etc.
En palabras del enano Lannister: "La muerte es absoluta y la vida está llena de posibilidades".
Metáfora con patas.
Cada persona es una historia dentro de las historias, su cuerpo es una vil metáfora con patas. Si tiene joroba, ¿qué peso está cargando a sus hombros?, si tiene mal aliento, ¿qué pestes habla?... y su imaginación es un paisaje repleto de contrastes.
Y eso, ocurre en una sola persona. ¿Qué pasa dentro de ti y fuera de ti jovencito escritor?
No temas. El caldo para el cultivo de las letras esta en todas partes. Necesitas buscar, tallar, escavar, hacer.
Convertirte, al final, en una metáfora con patas.
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