Cada año vemos los mismos propósitos, bajar de peso, hacer más
ejercicio, tomar más tiempo para uno mismo, leer más... la mayoría de los
propósitos no se cumplen, no porque sean imposibles de cumplirse, sino porque
estos propósitos rompen con nuestros hábitos cotidianos.
En el caso de la lectura, ya he dicho hasta el cansancio que el
principal problema es que, para quienes son lectores tardíos, es decir aquellos
que no iniciaron su amor hacia los libros cuando eran niños, les cuesta trabajo
agarrar el hábito de la lectura.
No obstante, hay varias cosas que hacemos que cuando éramos niños
ni siquiera existían. Si seguimos esa premisa, es posible tomar hábitos de
adultos, entonces, ¿qué sucede con la lectura?
Lo primero que siempre les he dicho es que ven los libros como algo académico, no relacionan los libros con eventos divertidos, si tomamos en cuenta de que México es uno de los países con los horarios laborales más amplios, podemos entender que el tiempo libre se convierte en algo muy preciado, y la mayoría no va a perderlo en algo que se relaciona con la escuela.
Es similar al ejercicio, tomas tu tiempo libre, para hacer algo
que te va a causar esfuerzo y, si no estás acostumbrado, dolor. Las razones son
válidas, podemos iniciar con emoción, pero al paso de los días vas dejándolo de
lado.
Ahora bien, como les he dicho antes, también tiene mucho que ver
que si lo vemos como algo divertido, los libros tienen que competir contra
muchos otros medios de entretenimiento: videojuegos, redes sociales, sistemas
de streaming, videos cortos o largos o conversaciones con amigos. En la
competencia y, más si para ese momento no disfrutas la lectura, pues es
evidente que terminará perdiendo.
Nos quedamos en una encrucijada, como un niño que llega a una
tienda de dulces y le piden sólo escoger uno, el niño lo más probable es que
escoja algo que ya sabe que le gustara, en vez de elegir algo nuevo por más
sabroso que esté.
¿Qué podemos hacer entonces?
La sugerencia, como ya he dicho antes, es iniciar con un libro de
un género que te guste, un libro pequeño, tal vez con un libro de cuentos para
no estresarte con algo muy largo y así dedicarle poco tiempo. Recordando que el
tiempo libre es un tesoro, hay que delimitar cuánto tiempo podemos dedicar a
algo nuevo que podría o no gustarnos, un minuto, dos minutos, tres… por lo
general yo les digo que iniciar con cinco minutos, o máximo diez.
Es decir, dedica 5 minutos a una lectura, antes de jugar durante
una hora, antes de meterte a alguna red social, antes de ponerte a ver videos,
antes de ver una serie o una película, o tal vez, antes de bañarte.
Como todos los gurús de cambios de hábito dicen, lo importante es
empezar, tal vez con el tiempo, los 5 minutos se vuelvan algo más prolongado
porque realmente la lectura se convierta en un entretenimiento para ti, algo
que tenga oportunidad cuando lo pongas a competir con alguna otra diversión.
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