¿Cuántas veces no escuché
decir a las maestras “se rompió el ritmo”? eso era el pan de cada día en SOGEM,
pasaron muchos errores y varios regaños antes de entender a qué se referían.
¿Qué es el ritmo?
Bueno, tenemos el ritmo en
música, pues es algo parecido… sólo que en las palabras. Para aquellos que
gustan de la poesía sabrán que un poema tiene que tener ritmo, es decir la
musicalidad de las palabras, sin embargo este elemento no forma parte sólo de
la poesía o la música, sino de la prosa también.
Un texto tiene cierta
musicalidad cuando se lee, cuando lo hacemos en voz baja, nos repetimos a
nosotros mismos las palabras, pero es mucho más notorio cuando hacemos una
lectura en voz alta. Se puede notar la sonoridad de las vocales, a veces de las
consonantes y es algo con que los grandes escritores juegan.
El ritmo dentro de la prosa,
está determinado por varios factores, la puntuación, la acentuación y las
palabras que se empleen. Si utilizamos una buena puntuación podemos dar el
ritmo apropiado de lectura, no nos cansaremos al estar leyendo, tendremos las
pausas necesarias para tomar aire, pero además podemos darle música.
Claro está que hay de ritmos
a ritmos, igual que en la música, hay canciones que tienen una melodía que nos
gusta y otras que no. De la misma forma ocurre en la prosa, hay ciertos autores
que tienen un ritmo muy pesado de leer y otros que tienen un ritmo ágil.
El ritmo no se determina por
el largo del escrito, sino por la forma en como está escrito, hay escritores
que escriben largo y tendido, pero su ritmo es sabroso y la lectura se vuelve
rápida y amena, mientras que hay otros que podrán tener escritos cortos, pero
su ritmo es tan lento, que la lectura se vuelve cansada y tediosa.
Como en todo, el gusto se
rompe en géneros, habrá a quienes les guste el ritmo lento, pero el común
prefiere un ritmo ágil.
En fin, espero que para
aquellos que les digan de repente que en sus textos se rompió el ritmo, puedan
entender mejor a qué se refieren con eso.