El “yo” dentro de lo que escribimos.
Para
convertirse en escritor, hay muchos factores y a cada quien le detonan
diferentes circunstancias. Por lo mismo, tenemos una gran variedad de
escritores, así como géneros que existen en la literatura.
No
obstante, de la variedad de escritores, hay algo que todos tenemos en común,
todos dejamos algo nuestro, dentro de los escritos.
En
una ocasión, le preguntaron a Flaubert, que quién era Madame Bovary, pregunta
que él respondió con un simple “Madame Bovary, soy yo”. Y es una realidad, es
posible que tus personajes tengan una inspiración externa, que incluyas
características físicas y psicológicas de alguien que conozcas, pero al fin de
cuentas, lo que escribes forma parte de ti.
Este
aspecto es lo que hace tan difícil, al menos para los escritores tímidos y,
sobre todo, novatos, el poder compartir lo que se escribe. Porque mostrar tus
textos, es como quitarte la máscara con la que vivimos, aquella, con la que
vamos por la vida, la que tiene la cordialidad, las palabras políticamente
correctas y las fórmulas de cortesía. Muchas veces, leer en público o dar a
conocer nuestros textos, se siente peor que si te quitaras la ropa frente a los
demás, porque estás exponiendo tus sentimientos, tus opiniones, tus miedos, tus
monstruos… tu alma.
Como
escritores, podemos mentir e inventar muchas de las historias, pero siempre,
tendrán algo que te haya pasado, algo que has visto, algo que muestre lo que
hay muy dentro de ti, y tan sólo pensarlo, es atemorizante, por eso tenemos una
profunda sensibilidad ante las críticas, ante los “no me gustó”, “no es
verosímil”, “está aburrido”, porque esas frases entran por debajo de la piel, y
llegan hasta nuestra psique.
¿Se
puede escribir sin exponerse?, la verdad, lo dudo, porque aunque sea una
pequeña parte de ti, queda en los textos, es por eso que se puede identificar
quién escribió algo, porque va más allá de las palabras, que también son una
parte de cada quien, de repente, los escritores nos casamos con ciertas
palabras o frases, pero además de eso, es porque leer el texto de alguien, y si
conoces al escritor, de inmediato notas en sus párrafos, esa mirada, ese guiño,
esa sonrisa, ese pensamiento que lo hace enojar, es como leer una parte de él
mismo.
Por
esto, muchas veces he considerado que los escritores somos un poco egocéntricos,
porque queremos vivir para siempre. Por medio de lo que escribamos, si estos
textos sobreviven la marca del tiempo, entonces, en nuestras palabras, por ende, como
escritor podemos vivir por siempre.
Así
que, la próxima vez que lean las obras de un escritor que ya falleció, podrían
asegurar, que no lo ha hecho por completo. Que el escritor sigue vivo por medio
de sus obras, y que puedes conocerlo a través de sus palabras y frases. Porque
él, dejó una parte de sí en cada una de las letras que escribió.
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